Voy aprovechar en ponerme mis anteojos oscuros para llorar durante el viaje,
mirando la gente pasar, los autos andar y el mundo seguir con su loco fermentar,
cruzo mis brazos, buscando calor en mi pecho
que me recuerda a tu cuerpo desnudo
la ultima noche que nos encontramos sin quererlo;
Te vi solo un segundo,
que mil veces bastó
para saber que de ti, me estaba enamorando,
una mujer que seria mi voluntad por vivir,
mi loco danzar por llegar a encontrar;
Hace frío y abro mis ojos, reconociendo la calle con grandes árboles
despojados de su verde manto que los enorgullece,
allí único y solitario, se aparece ante mi triste mirada
un marrón que entristece, saqueado de toda vanidad;
así estoy yo,
como ese árbol de una calle que nunca recuerdo,
desnudo, con frío, seco, sin ganas de nada, manteniéndonos de pie sin saberlo,
siendo testigo de cómo pasa el mundo mientras un amor se va,
de nada sirven mis anteojos para retener mis lágrimas,
huecas, embusteras, calidas, rápidas y peligrosas
que me delatan y refugian
en unos brazos que no tengo
buscando inexcusablemente un nido en tu pelo que hoy ya es lejano,
un momento disipado, totalmente errante y sin ánimos de volver a soñar.
La gente se incomoda y se reagrupa, el andar de la calle se complica
los movimientos son grotescos, despertándome otra vez,
no quiero ver los rayos tímidos de un sol de invierno,
solo pretendo desaparecer sentado en mi asiento
sin escuchar las historias de un nuevo día entre camperas y bufandas
de irreconocibles personajes que se tocan y miran;
mientras que allí cercana estas,
al cerrar mis ojos, sumergiéndome nuevamente en tu amar,
sintiendo tu perfume, el olor de tu pelo en verano
tus suaves dedos en mi espalda, mientras pretendías conquistarme,
esas sonrisas, miradas, encuentros y manos que esperaban
para caminar contando sueños de los árboles,
que sin saberlo iban a ser solo sueños,
sin color, sin final y con sabor a soledad.
El viaje está por terminar,
ya sin querer he despertado y tu recuerdo se ha marchado
en la ultima parada que me lleno de frío y de temor
por que me he descubierto nuevamente,
con un ramo entre mis manos sin saber a quien darlo,
bajo una lluvia que cae por mi cara de enamorado,
atontado, inestable, con ganas de no llorar,
siento que todo ha pasado,
ya las madrugadas no serán las mismas
ya no despertarás con miedo de una pesadilla
rogando para que te abrace y que todo lo feo se pierda
en mis brazos mientras te beso, alejo temores,
acercando estrellas para que te enamores;
termino el viaje suspirando la letra de una vieja canción,
que redencione mi alma, volviendo a nacer,
pidiendo a Dios, si es que lo hay,
que me conceda volver amar
para no dejar una rosa en tu ventana,
el ultimo día de mi vida, que ya tiene un final.