
Por la mañana escucho tu voz,
un poco tímida, un poco dormida
avanzando sobre la ternura
que me convencía y envolvía,
como la fragancia del jazmín.
Me hablabas lentamente,
con palabras en tus silencios,
caricias que inexplicablemente sentía,
mientras desconocía lo que tu voz decía
y mi alma preguntaba
por que no te besaba.
Despertaste sin querer,
unas ganas locas de poderte ver,
aunque sea un instante
mientras escucho mi corazón cantante,
que se emborracha sin sentido,
descontrolando mi resentido latido.
Busco excusas,
sin duda,
que me lleven a ti,
en algún momento que te pueda decir,
lo que tus ojos me hacen sentir.
Permaneceré furtivo de la realidad
en ese secreto que siento y pesa,
imaginando tocar tus manos de verdad
una noche que llueva una tempestad
Pidiendo al Patrón de los enamorados
un simple beso con los ojos cerrados
permaneciendo callados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario